lunes, 1 de diciembre de 2008

Mamarachos y mamarrachas

En la idea de ser políticamente correcto, algunos de nuestros políticos llegan al límite de demostrar que son completamente imbéciles y que carecen de asesores que los conduzcan por el camino de la razón.
Y no me refiero ni a los asuntos de seguridad pública ni a los funcionarios que cumplen 24 meses de “servir” al país hoy.
Me refiero a quienes se empeñan en tener un discurso “de género”, donde hagan alusión a los personos y las personas, los humanos y las humanas, los electores y las electoras, los jóvenes y las jovenas…
Como la diputada Alma Lilia Medina Macías, que ha tenido a bien lanzar la peregrina idea de consagrar el 2009 como “Año de la no violencia entre las y los jóvenes” (sic).
La diputada Medina y sus asesores —que entre todos deben cobrar una fortuna del erario público que los obligaría cuando menos a conocer correctamente el idioma español— deben ser ignorantes de que la palabra joven, y su plural jóvenes, son sustantivos y adjetivos neutros.
Joven, según la Real Academia de la Lengua Española significa: De poca edad o persona que está en la juventud.
Dicho de otro modo: jóvenes incluye a hombres y mujeres “de poca edad” o “que están en la juventud”.
Pero como se trata de dorar la píldora…
Hay que buscar congraciarse con los jumentos que creen que corrigiendo por sus pistolas el idioma cambian el equilibro entre hombres y mujeres, buscando simpatizar con algunas minorías que en conjunto forman un número considerable de electores y electoras que son un jugoso mercado para los miembros y miembras de los partidos políticos.
Y claro, siempre salen con su batea de babas de que el idioma es machista. O sexista. O que impide la igualdad.
Algunos de estos políticos lo hacen por una pretensión de género, pero otros por seguir el discurso que se impuso en el sexenio foxista —incluyendo el del empoderamiento de la mujer de la señora Martha—.
Se dejan ver como integradores e incluyentes, especialmente cuando destinan sus baterías discursivas reivindicadoras a las mujeres y los minusválidos, como ocurrirá esta semana, cuando parapléjicos, poliomielíticos, cuadrapléjicos, mancos o cojos queden incluidos en la definición políticamente correcta de discapacitados, aunque en el diccionario queden perfectamente definidos.

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