miércoles, 17 de diciembre de 2008

El zapatazo a Bush

Una encuesta revela claramente los sentimientos del mundo mundial hacia George Walker Bush Pierce: abominación casi unánime. Una encuesta mía desde luego.
Para muchos George W. Bush no es sólo responsable de la ola de terrorismo a nivel internacional que trajo consigo su guerra preventiva, sino también de la crisis financiera internacional que agobia a naciones pobres y ricas por igual.
El cuadragésimo tercer presidente de Estados Unidos tiene ante sí un sentimiento de reprobación generalizado. En su propia nación, desde luego, y en Medio Oriente mucho más… con la honrosa excepción de Halliburton de Dick Cheney y los contratistas que recibieron millonadas por la reconstrucción de Irak y la explotación petrolera.
Una forma de muy clara de medir el sentimiento de repulsión que despierta mister Bush es el ofensivo gesto de lanzarle un zapatazo, que protagonizó un periodista iraquí. Pero más todavía sus consecuencias.
Los zapatos de Montazer al Zaidi —el periodista de marras— ya tienen precio: un exentrenador de futbol de la selección de Irak ha ofrecido 100 mil dólares por ellos. Y un anónimo ciudadano saudí —que no debe ser tan anónimo ni tan ciudadano de a pie— le ha puesto precio al ya inolvidable calzado, en la nada despreciable cifra de un millón de dólares.
Es decir, casi nada por un par de zapatos que salieron volando sin dar en el blanco, que era desde luego el presidente de Estados Unidos, cuyo periodo está a punto de terminar, pues escasamente le quedan 34 días de gobierno. Lapso en el que la esperanza global —que bonita palabra, ¿verdad?— es que no vaya a hacer una de las porquerías a las que nos tuvo acoostumbrados durante ocho largos años.
El caso es que no creo que en toda la historia se haya ofrecido una cifra semejante por un par de zapatos.
Pero el coleccionista o crítico hostil al presidente de Estados Unidos que consume una compra de esta naturaleza podrá presumir para la posteridad una de las armas de destrucción masiva que el propio George W. Bush presumía que existían a raudales durante el régimen de Saddam Hussein. Y que nunca encontraron.
Hasta que llegó la última visita de mister Bush junior a Irak.
Después del 20 de enero, quién sabe qué más le puedan lanzar al presidente gringos más repudiado de la historia.

No hay comentarios: