viernes, 30 de enero de 2009

Verbo mata carita… y lana mata a los dos

Reza una verdad popular, muy extendida en el género masculino en sus relaciones con las mujeres, que verbo mata carita… y lana mata a los dos.
Se tratan de una afirmación popular irrefutable, porque desde tiempos de Adán —en de Eva— no se ha dado el caso de un hombre que no pueda ser reemplazado por otro en virtud de sus escasos ingresos, aun cuando pudiera tener atributos físicos y verbales que lo colocaran en el gusto femenino.
Pero esta incontrovertible frase tiene ya sustento científico.
Lo que la hace todavía más indubitable.
Se trata del estudio de unos psicólogos ingleses de la Universidad de Newcastle, en el que se afirma que “el nivel socioeconómico de los hombres contribuye a que la mujer tenga orgasmos con más frecuencia”. El estudio relaciona la posesión de suficiente lana —marmaja, dinero, morlacos, del águila o como ustedes gusten y manden— con el placer femenino. Según estos psicólogos ingleses, “esto se debe a una adaptación evolutiva que hace que las mujeres elijan a los hombres en función de su posición económica” —según informa el diario digital Soitu—.
Los sujetos que han encontrado sustento científico a una verdad dolorosa para muchos de nosotros, simples mortales, surgieron de una encuesta china dirigida a cinco mil personas, en la que se incluían preguntas sobre los ingresos y la vida sexual.
De las mil 534 mujeres con pareja encuestadas, 121 siempre llegaban al orgasmo durante el sexo. 408 dijeron que con frecuencias. 762 dijeron que de vez en cuando y otras 234 llegaban raramente o de plano nunca. Según los autores, el número de orgasmos se correlacionaba positivamente con el nivel socioeconómico.
Para reforzar la verdad científica en cuestión, cuentan también que el doctor Kinsey, el famoso sexólogo que realizó el primero y más amplio estudio sobre conducta sexual, allá por los años 50 —y que tiene una película sobre su vida y obra— ya había descubierto que a mayor nivel socio económico, mayor disfrute sexual.
No faltaré quien cuestione el hecho de que en el estudio de marras las mujeres sean simples espectadoras. Y que no se señale el caso de aquellas mujeres que trabajan y ganan un salario decoroso. O que son verdaderas potentadas.
En realidad no lo sé. Yo no hice el estudio y me limito a señalar sus resultados didácticos.
Para los varones.

jueves, 29 de enero de 2009

Las Mac


Cuando comencé en esta actividad del periodismo comenzó mi contacto con las computadoras de Apple, las Macintosh.
Mi mayor contacto por aquellos días eran una computadoras personales —las PC— muy rudimentarias en las que había que aprenderse por fuerza una serie de comandos, y algo de programación, si querías que funcionaran como Dios manda. Algo así como C: dir/w o C: chkdsk A: y cosas por el estilo.
De modo que cuando estuve enfrente de una Classic y para abrir un archivo no tenías que recurrir a un montón de comandos sino a clicks por aquí y por allá, fue una verdadera bendición.
El sistema operativo de entonces se llamaba Sistema 7. Y las maquinitas funcionaban a la perfección, incluso con la posibilidad de mandar mensajes de computadora a computadora, como se hace en los chats y mensajeros de la actualidad… pero que algo imposible para la tecnología existente en ese momento en las PC.
Y entonces, desde hace casi dos décadas, no he dejado de utilizar la tecnología de Apple —salvo sus teléfonos, que no me convencen—.
De hecho, aunque las PC ya funcionan con un sistema operativo de ventanas, me parece tan enredado y complicado como cuando tenía que usar comandos para redactar dos líneas. Incluso, su sistema operativo más reciente, el Vista, es una verdadera porquería.
En cambio las Mac siempre han mejorado.
Por eso me causa mucha alegría que esta semana hayan alcanzado los primeros 25 años de existencia.
Y aunque los usuarios de PC deben verle alguna ventaja a sus equipos —sobre todo en precio— muy poco pueden hacer frente a las maravillas de Apple. Con el solo hecho de que después de unos segundos de encenderse la computadora esté totalmente disponible —y no como en el promedio de las PC, a las que hay que esperar casi horas—, el arriba firmante se da por bien servido.
Por lo demás, Apple tiene la mayor tasa de recompra y la lealtad de cualquier fabricante de equipos y componentes informáticos. Si bien esta fidelidad a la marca es considerada inusual para cualquier tipo de producto, Apple no parece haber dejado de lado su manera de trabajar. Hasta su fundador regresó para dirigir la compañía —y la acaba de dejar—.
Felices 25.

miércoles, 28 de enero de 2009

Un cuento con ce

Lo acabo de ver en el blog de Carlópez. Es un cuento en el que todas las palabras empiezan con la letra ce…
Una probadita…

Cuento con Ce
Cuento cuidadosamente construido con ce:
Carmiña camellaba como cualquiera -clarifico concepto “cualquiera”: como casquivana, como confianzuda, como callejera- caminaba calles capitalinas contoneando caderas, cazando clientes…

y aquí puede leer el resto.

Los culpables de la crisis

Nadie puede dudar que vivimos una crisis económica grave.
Para esta afirmación existen algunas excepciones: las de personas que se resisten a creer que nos está cargando el payaso. Todas ellas con un común denominador: una idiotez supina.
Que desde luego no está presente en ninguno de mis cuatro lectores [a pesar de leer ahora mismo a una persona afectada de sus facultades mentales. Nota de la redacción]. A los que debo informar que se ha encontrado por fin a los 25 culpables de la crisis económica mundial que nos tiene angustiados y con una tensión nerviosa de muy padre y señor mío.
El encargado de revelar los nombres de estos 25 torvos sujetos ha sido el diario inglés The Guardian.
Y sin más preámbulo, los jijos de la jinjurria a los que les debemos la crisis —y el desempleo, que es sólo una de sus consecuencias—, son:
Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal estadunidense entre 1987 y 2006, está en el primer puesto. Según The Guardian, es el principal culpable de la crisis al permitir la formación de una gran burbuja inmobiliaria gracias a unos tipos de interés bajos y a la ausencia de regulación en torno a los préstamos hipotecarios.
Mervyn King, gobernador del Banco de Inglaterra. Cuando la crisis estalló, King insistía en que no se transformaría en una crisis internacional. The Guardian lo culpa de que debería haberse dado cuenta de la burbuja inmobiliaria y haber tomado medidas, así como haber previsto más recientemente la recesión de la Gran Bretaña y haber actuado con mayor celeridad a la hora de recortar los tipos de interés.
Entre los políticos está Bill Clinton, por forzar a las hipotecarias a relajar sus requisitos a la hora de conceder créditos a los más desfavorecidos. George W. Bush, no consiguió que mejoraran las cosas al no poner un alto a la inmensa cantidad de créditos hipotecarios para quienes no tenían ingresos ni trabajo. Para The Guardian otro de los responsables es el primer ministro británico, Gordon Brown, a quien acusan de no haber tenido en cuenta que una economía “construida sobre deuda” no es una economía “construida para durar”. En ese mismo costal está el primer ministro islandés, Geir Haarde, después del colapso financiero de los tres grandes bancos de Islandia por culpa de sus millonarias deudas.
Y en en el mundo financiero, entre los culpables están Abi Cohen, directora de estrategia de Goldman Sachs: Kathleen Corbet, expresidenta de Standard & Poor’s; y Hank Greenberg, presidente del grupo asegurador AIG.
The Guardian también acusa a algunos inversionistas que vieron venir la crisis y se aprovecharon de ella. Como John Paulson —dicen que se embolsó tres mil 700 millones de dólares al apostar por el estallido de la crisis inmobiliaria— o el multimillonario Warren Buffett. También está George Soros. La lista incluye otros nombres del mundo financiero de Wall Street. Como el presidente de HBOS, Andy Hornby; el de Royal Bank of Scotland, Fred Goodwing: el de Bradford&Bingley, Steve Crwashaw; el presidente de Citigroup, Chuck Prince; Merrill Lynch; Stan O’Neil; o Bear Stearns, Jimmy Cayne.
Es decir, pura gente bonita. O varias cadenas perpetuas juntas.

martes, 27 de enero de 2009

25 jijos del maiz

Ya los encontraron. Son los 25 jijos de tal por cual que generaron la crisis que ahora padecemos todos.
Claro, ese grupo de los 25 culpables de la crisis —que publica el diario britanico The Guardian (está en ingles, obviamente)— viven sin problemas.
Los tales por cuales.

La prensa… y dos

No sé cuál será el estado actual de las empresas periodísticas del estado de México. Mucho menos sé lo que pasa en las publicaciones de la ciudad de México o de las restantes 30 entidades federativas. Tampoco me voy a meter en donde no me llaman. Lo que ayer señalé en este tercio de plana es público. Como público es que en el mundo las empresas dedicadas a los medios periodísticos impresos pasan por una crisis.
Lo que me ocupa es la tendencia.
Porque cada quien hace con su empresa lo que mejor le parece. Y los clientes deciden anunciarse en donde les viene la gana. Eso no puede estar a discusión.
Pero hay una realidad, que no puede pasar inadvertida.
No sé si hay sobreoferta. Tampoco sé si hay desdén. Pero hoy viene a Toluca Raúl Trejo Delarbre —al IEEM para ser precisos—, que de esto sabe un rato largo.
Ayer relataba el programa de ayuda del gobierno francés, encabezado por Nicolás Sarkozy, para la prensa de ese país, aquejada por los mismos males que la prensa del mundo, más sus características específicas.
Desde luego, habrá quien crea que un programa así congracia a un gobierno con la prensa —que Sarkozy se congracia con la prensa, parea ser precisos—. Habrá quien diga que el periodismo independiente no puede vivir del Estado. Hay quien cree que es “como pagar por salvar al VHS” cuando la gente busca el DVD o el Blue-ray.
Todo eso es correcto.
Pero también que en la medida en que exista la prensa impresa independiente, se asegura la pervivencia de la reflexión sobre la información, las noticias con la posibilidad de ser leídas, releídas y compartidas en un formato —el papel— que ha acompañado la evolución de la humanidad.
En donde, desde luego, los gobiernos pueden anunciar —anunciar, no disfrazar— sus actividades como lo hace cualquier otro interesado en difundir sus acciones.
***
¡Ja! Ahora resulta que el precandidato priista a representarme en el Congreso de la Unión ha vivido en Toluca y Metepec toda su vida.
¿Cuánto se parecerá la vida y las necesidades de mi natal municipio de Jocotitlán a la vida y necesidades de Toluca y Metepec?

lunes, 26 de enero de 2009

Obamamanía


Luchando contra Darth Vader, sosteniendo una espada de samurái o izando la bandera de EU. El nuevo presidente de los EU, Barack Obama, ya tiene su álter ego de juguete. Similar al famoso muñeco de los 70 Madelman, una empresa japonesa, Gamu-Toys, se ha apuntado al efecto de la 'Obamamanía' con la creación de este 'Action Man', según informa el periodico español El Mundo.

La prensa y porqué hay días en que se me antoja vivir en Francia

De unos años a la fecha, la prensa —es decir, los medios de comunicación impresos— en el mundo vive una crisis extenuante.
México desde luego que no es la excepción. Ni los diarios supuestamente nacionales —entiéndase los que se publican en la ciudad de México—, se salvan del problema.
Hace unos pocas semanas cerró el diario El Centro. Palabra, del Grupo Reforma, cerró en Coahuila. El Economista cambió de dueño. Diario Monitor vive de milagro. Otros, como El Universal —según Proceso de esta semana— tienen que recurrir a financiamientos y muchos más en el país al sostén que brindan publicaciones o empresas hermanas.
El problema no es exclusivo de México: The New York Times necesitó del dinero del hombre más rico de México, Carlos Slim, para mantenerse con vida. El País —el de España, no el de Cali ni el uruguayo—, se ha decidido por una estrategia empresarial en la que la santísima convergencia —mis cuates del periodismo digital saben a qué me refiero— ha hecho su aparición. El gratuito ADN decidió cerrar su edición digital. El británico The Evening Standard ha quedado en manos de un exespía ruso. El estadunidense The Christian Science Monitor ya no aparece de lunes a domingo, sino sólo los fines de semana. La revista Rolling Stone se hizo chiquita.
El común denominador, por cierto, han sido los recortes de personal. Obligados por un menor flujo de recursos. Y eso que en algunos casos estamos hablando de países y publicaciones con suficientes lectores y suscriptores, a diferencia de México.
Por eso hay días en se me antoja vivir en Francia. Días como el viernes pasado.
Ese día, el presidente francés Nicolás Sarkozy reunió a los periodistas y les anunció medidas para salvar a la prensa. En el programa hay una medida que destaca por su espectacularidad: los jóvenes de 18 años podrán elegir un periódico para recibirlo gratuitamente durante 12 meses. La suscripción la pagará el gobierno. El objetivo es que que se acostumbren a leer en papel y periódicos, desde luego.
En total se van a invertir 600 millones de euros en tres años para el plan de ayuda. Que incluye un estatuto del editor de prensa de internet; que el Estado ayudará tanto a la prensa escrita y a la de la red; que los gastos del Estado y de las instituciones públicas en la prensa escrita se doblarán, pasando de un 20 por ciento a un 40 por ciento en el presupuesto de comunicación; que el régimen de los derechos de autor de los periodistas se adaptará sustituyendo los derechos ligados a la publicación en un soporte por otros más relacionados con el tiempo de explotación. Que habrá subvenciones fiscales y postales. En Francia desde luego que leen más que en México.
Y qué más les puedo decir, si aquí pareciera que asistimos a un funeral… con la complacencia gubernamental.

viernes, 23 de enero de 2009

El reloj de El Santo


El Santo, el enmascarado de plata, era protagonista frecuente de mis fines de semana.
La televisión transmitía sus películas con cierta regularidad. Algunas veces luchaba contra vampiros, otras contra las momias de Guanajuato, algunas más contra monstruos de diversa naturaleza y se enfrentaba a zombies y extraterrestres. Además, desde luego, de luchar en el ring contra El Cavernario Galindo o Wolf Rubinsky.
En casi todos sus filmes, El Santo era un agente secreto, una especie de policía honorario invencible —no como los de ora—, al que todo le venía guango.
Yo casi siempre terminaba dándome de catorrazos con mi hermano Mauricio, intentando llaves y lanzándome en topes que yo creía espectaculares. Desde luego, me disfrazaba con una máscara blanca —que no era ni la del Santo ni la del Medico asesino, sino de sabrá Dios qué luchador— y me lanzaba a la carrera por los corredores de mi casa para perseguir vampiros u hombres lobo.
Por supuesto que en esas infantiles aventuras había un reloj que me servía para comunicarme con el cuartel general. Porque El Santo usaba un reloj así, en el que incluso podía ver a su interlocutor. Un reloj radio cámara. O quién sabe cómo se llamaría.
Una de esas cosas de ficción que de pronto —30 o 40 años después— se nos vuelve realidad.
Un reloj que viene con videoteléfono celular.
Ni más ni menos.
Lo presentaron en la edición 2009 del Consumer Electronics Show, una de las exposiciones de tecnología más grandes del mundo, que terminó hace unos días en Las Vegas, Nevada.
Es un reloj de pulsera que es a la vez videoteléfono. Proviene de la empresa LG Electronics. Tiene una pantalla de 3.5 centímetros sensible al tacto, funciona en las actuales redes 3G e incluye una cámara en miniatura, lo que permite la realización de videollamadas.
El LG-GD910 no es un mero prototipo de laboratorio: LG anunció que lo pondrá en venta este mismo año en Estados Unidos y en Europa.
Todavía no se sabe cuánto costará. Pero seguramente docenas de personas comprarán un aditamento de ciencia ficción que utilizaban los agentes secretos o los superhéroes de sololoy, como el enmascarado de plata. O como en las caricaturas: hay una serie que se llama Go Diego Go en la que el protagonista usa un reloj de este tipo como si cualquier cosa. Como ahora usan las nuevas generaciones la tecnología de película de mi más tierna infancia.

jueves, 22 de enero de 2009

Nagual

Estas noches tempranas, cuando el Sol se oculta pronto, en mi casa de cuando en cuando se contaban historias que nos mantenían con el alma en un hilo. Historias de aparecidos, de brujas, de fantasmas, lloronas y naguales. Familiares o conocidos que habían tenido alguna experiencia aterradora.
Y quedaba uno en estado de arrobamiento, con la atención puesta en los detalles y el oído atento de los ruidos nocturnos en aquella casa centenaria.
Los naguales —o naguales, como ustedes prefieran— eran siempre brujos que adoptaban por la noche formas animales. Casi siempre malvados. Dejaban su forma humana para adquirir la de un animal elegido o que se les había designado. Unos simplemente desaparecían y se convertían en el animal por su propia voluntad y para cometer fechorías. En otras historias se desprendía deliberadamente parte a parte de su cuerpo para transformarse en animal. En algunas más, el cuerpo dormido del nagual permanecía en su casa, mientras su espíritu vagaba en la figura de animal.
Eran hombres o mujeres. Sin respeto ni ley.
Contaban, por ejemplo, el de un nagual que se convertía en guajolote para maldecir a una familia. Noche tras noche se dejaba ver en su casa para generar el mal. Hasta que una noche, armado de valor, el pater familia atacó al animal, produciéndole heridas en muchas partes del cuerpo, rompiéndole un ala y ahuyentàndolo de su casa. Al día siguiente, proseguía la historia, al visitar a una comadre la encontró en su cama, herida y con el brazo roto. Ella argumentó un accidente doméstico, pero de inmediato supusieron que se trataba del nagual en cuestión. Sobra decir que le dieron muerte —entre confesiones y reclamos— y aquel guajolote de mal agüero jamás regresó.
Otras historias referían como ante la sospecha de que algún fulano era un nagual, se le mantenía vigilado, hasta descubrir en qué lugar se desprendía de brazos y piernas para transformarse en animal. Al robarle parte de su cuerpo le resultaba imposible volver a su forma humana y moría, sin poder seguir haciendo el mal.
Esas historias, con nombres y referencias cercanas nos dejaban insomnes una parte de la noche, escuchando el crujir de la madera, el silbido del viento y hasta golpes y pasos en el terrado. ¡El nagual!, pensaba aprehensivo. La llorona. O un fantasma tal vez.
Y nunca faltaba el testimonio de primera mano. La historia terrorífica.
Aunque a mí nunca se me apareció nada. Ni el niño que les salía en el rosal de castilla a mis primos ni la esquelética empleada de mi abuela que algunos dicen haber visto.
Y es una lástima, porque entonces tendría algo más interesante que contar.

martes, 20 de enero de 2009

Que besarse en Guanajuato ya no es delito

Entre las tarugadas que cometen algunos gobiernos estaba la prohibición de besarse en la vía publica en la ciudad de Guanajuato.
Prohibición que duró el día y la víspera, ante la andanada de críticas recibidas por el gobierno municipal panista de la capital guanajuatense. Que ahora, quiere ser llamada "la capital del beso".
¡Háganme el refabrón cabor!

Valla antitaurinas

Como lo anticipé el viernes pasado, dejé el garete mis obligaciones laborales, para aposentarme en la décima fila del segundo tendido de sol de la plaza de toros México.
Desde ahí —ni tan cerca ni tan lejos, pero el único lugar disponible— vi dos faenas del valiente José Tomás, que dejó satisfechas mis expectativas. Porque no se puede torear más cerca ni más quieto. Porque no cualquiera logra que 30 mil personas enmudezcan o griten ¡olés! a todo pulmón, con sus muletazos naturales, derechazos o las ya clásicas manoletinas y estatuarios. Porque no se puede exponer más que lo que José Tomás expone, ni hacerlo con tanta lentitud y clase.
Renglones aparte se merece Arturo Macías, El Cejas, torero de Aguascalientes que salió a dar el todo por el todo. Con muy mexicanas gaoneras, por ejemplo. Con entrega y afición, y esas ganas de agradar al público que ahora le hacen falta a tantos toreros, ganaderos y empresarios.
No iba a hablar del tema porque a mis cuatro lectores les viene valiendo sombrilla cómo estuvo la corrida. Pero dado que me enviaron, con muy mala intención, la convocatoria a una valla humana contra las corridas de toros, tuve que reivindicar mi afición por la fiesta de los toros.
Y decir que las vallas y manifestaciones contra la fiesta brava me causan gracia. Cierta ternura. Y algo de piedad.
Porque alrededor de este “cruel espectáculo” —como le llaman y del que piden su “abolición definitiva”— hay historia y tradición, que sólo conociendo se comprenden.
Por lo demás, la organización convocante, AnimaNaturalis, llama a una “protesta pacífica… para manifestar públicamente el rechazo de la sociedad mexicana” a las corridas de toros.
Luego entonces, la exaltación de los defensores de no se qué —pero detractores de la fiesta brava— los lleva a pensar que “la sociedad mexicana” son ellos y los que gustamos de los toros no formamos parte de esa masa amorfa, adonde conviven fanatismos diversos e intolerancias varias. Pero donde debería prevalecer el respeto.
¿Que no les gustan los toros? Pues allá ellos. ¿Que a mí no me gusta el futbol americano? Pues ni modo.
Aquí hay de todo, como en botica.
Pretender que por unos centenares se vaya a abolir un espectáculo, una tradición y hasta un arte, me parece desmesurado.
Y que se manifiesten, que es su derecho. Y que dejen que otros cuantos miles ejerzamos nuestro derecho a divertirnos como se nos pega la gana.

viernes, 16 de enero de 2009

Taurino

Deben saber que son aficionado taurino.
Es decir, miembro de ese grupo de bárbaros que se divierten gritando oles a un grupo de personas que torturan a un toro de lidia con capotes, muletas, banderillas, caballos, picas y rejones —de acuerdo con la versión de quienes tienen una notoria inclinación, diríase empatía, hacia los animales—.
Pues sí. De esos cerriles e inhumanos sujetos formo parte.
Y debo decirles con orgullo que me solazo una barbaridad. Han de dispensar esta confesión, pero la emoción que me causan los toros —y la charrería— no se comparan con ningún otro deporte. Soy elemental. Casi se diría que como un salvaje aborigen de esos que ya no existen ni en Sumatra y Java.
Pero que sin embargo persisten en los salvajes instintos de quienes gustamos de la fiesta brava.
Hay de todo en esta viña del Señor. Es verdad. Están los defensores de los derechos de los animales, los secretarios del Medio Ambiente, los que perforan rocas milenarias para mothernos shows luminosos, los que quieren ser candidatos, los que quieren ser el turista mejor pagado de la historia y también estamos nosotros. Ni modo, qué se le va a hacer.
Así que todo este preámbulo es para anunciar que si Dios presta licencia, el domingo entrante estaré entre los miles de aficionados que acudiremos en masa a ver a un fenómeno del toreo que se llama José Tomás. Un torero español, nacido en Galapagar, Madrid, en 1975, pero hecho en México durante la primara parte de su carrera. Un matador de toros que se arrima como pocos. Del de tan cerca que se pasa a los toros, pareciera que tiene ansia de que una tarde lo mate un animal.
Hace dos años, en su reaparición, el diario español El País, publicó: “Se estuvo quieto, pero sobre todo estuvo silencioso. Y ésa es clave fundamental en su toreo: un silencio poético y misterioso, un tanto hermético, más fácil de percibir que de entender, el silencio granítico y frío de Galapagar trasladado al silencio insondable del mar Mediterráneo. Un silencio que estremece, porque no rehúye el silencio que merodea la muerte. Pero lo torea”.

jueves, 15 de enero de 2009

Vivir rascándose la panza (en Queensland)


He descubierto que mi verdadera vocación, la neta de las netas, es ser un holgazán profesional. Sí, vivir en plan de haragán. Con la única preocupación de qué voy a comer hoy, con la garantía de que lo que se me antoje es lo que voy a comer.
Pero también he descubierto que dedicarme de lleno a mi vocación de vago redomado, necesito trabajar de sol a sol todos los días del año —menos los festivos y puentes—.
Es una condena, pero la única forma en que en la que podría librarme de tan incuestionable destino, sería sacándome la lotería. O ganandome la chamba que propone el estado australiano de Queensland, que ofrece un contrato de trabajo remunerado con un sueldo de 100 mil dólares estadunidenses por vivir como turista en una isla tropical durante seis meses.
Resulta ser que la crisis ha provocado una caída en el turismo extranjero a Australia. Y los australianos decidieron lanzar una campaña publicitaria con el fin de alentar el turismo, en lugar de ofrecer un espectáculo de luz y sonido en la Ayers Rock —que hubiera sido lo lógico, pues es un proyectazo sin INAH ni indigenistas de por medio—.
Así que el departamento de Turismo de Queensland ha lanzado una campaña de publicidad, que en realidad es un concurso cuyo ganador conseguirá el contrato para vivir como turista durante seis meses. Con un salario por la friolera de 100 mil dólarucos estadunidenses. Por si fuera poco incluye los vuelos y el alojamiento en Queensland.
El objetivo de concurso es promocionar la isla de Hamilton, la Gran Barrera de Coral y las playas tropicales de Queensland. Y hasta ahora ha conseguido que los medios de comunicación de todo el mundo recojan la noticia.
Para ganarse esos 100 mil dólares —un millón 425 mil pesos al tipo de cambio de ayer—, basta con saber nadar y bucear, saber inglés, hablado y escrito, estar preparado para conocer gente nueva y hacer fotos y vídeos en sus viajes y comprometerse a explicar sus experiencias por internet. La información se deberá publicar semanalmente en un blog.
A este sueño de todos los holgazanes —como el arriba firmante— pueden inscribirse personas de cualquier nacionalidad.
Según entiendo, ganador vivirá en una mansión que tiene tres cuartos grandotes, una pequeña casita al lado de una piscina tamaño caguama y un carrito de golf. En caso de que se aburra de ver tanta naturaleza junta.
El formulario para postularse a tan interesante trabajo está en el sitio www.islandreefjob.com. El plazo de inscripción vence el 22 de febrero. Los 50 primeros seleccionados lo sabrán el 24 de marzo. El 2 de abril el grupo se quedará en 11 participantes. La entrevista de trabajo será el 3 de mayo en Queensland y el ganador de una afortunada vida de ensueño se conocerá el 1 de julio.
El sitio es www.islandreefjob.com. Los güevetas de tiempo completo todavía tienen chance de aprender inglés.

lunes, 12 de enero de 2009

Agua de las verdes matas…

Corría el año 2006 cuando el eminente doctor Rupert Rope-McDirt comenzaba la investigación genética acerca de la inclinación de los mexicanos a correr el maratón Lupe-Reyes, cuando en el grupo en estudio escuchó aquello de que “al pulque le falta un grado para ser carne…”
Ignorante de la bebida a la que hacían referencia, en el investigador de la universidad del Condado de Kent nació un desusado interés, expresado en primera instancia en una conversación con el conejillo de indias —participaron también algunos de los ayudantes mexicanos— acerca del pulque. Para no hacerles el cuento largo, se le dijo que había mexicanos que sobrevivían casi exclusivamente del consumo de pulque y que su aspecto era fresco y rozagante, rubicundo… lo que por aquí se dice chapeado, signo que cualquiera de nosotros puede atestiguar que indica un estado de salud excelente.
Intrigado, Rope-McDirt quiso conocer más acerca de esta bebida. Se enteró que era fruto de la fermentación del jugo extraído del Agave salmiana y del Agave atrovirens, vulgo maguey, planta que conoció en los vastos campos mexiquenses y de Hidalgo. El mismo consumió la bebida, a la que describió como “fresh, but slightly syrupy, sweet and strong flavor”, es decir, “fresca, aunque ligeramente almibarada, dulzona y de un sabor fuerte”. Advierto que los datos que aquí se mencionan fueron extraídos del artículo publicado por el doctor Rope-McDirt en el ejemplar de marzo del 2008 de la revista News of the Science.
No está por demás decir que al investigador inglés le gustó el pulmón.
Aunque su principal intriga, el que al agua de las verdes matas le faltara un grado para ser carne, fue despejada a medias:
Mediante una espectroscopia se hallaron unas 30 especies de bacterias y levaduras. Entre las bacterias se localizaron lactobacillus —como los que contienen en algunos yogures y bebidas fermentadas—, leuconostoc, micricococcus, sarcine y bacillus —así como las zymomonas spp, bacterias que aparentemente producen el etanol durante la fermentación del pulque—. De las cepas de levaduras se encuentran los géneros ssaccharomyces, pichia, candida, rhodoforula, torulopsis y kloeckera.
No quisiera agobiar a mis cuatro lectores con fórmulas y consideraciones científicas.
Sepan solamente que mientras estuvo en México, el doctor Rope-McDirt consumió pulque de cuando en cuando. Si bien no quiso revelar si le falta un grado para ser carne, sí afirmó —rotundamente— que contienen muchos nutrientes y sustancias favorables al ser humano. Y lo definió, claramente, como una bebida “con propiedades probióticas”.
A la que algunos creemos que le falta un grado para ser carne.

viernes, 9 de enero de 2009

Alcohol y genética

En ocasión del cierre del maratón Lupe-Reyes —cada vez es más aceptada la idea de que debería ser el maratón Reyes-Guadalupe— ha salido a la luz el estudio de los eminentes científicos Rupert Rope-McDirt y Candice Stroufgandh, de la universidad del Condado de Kent, donde se afirma que la propensión de los mexicanos al jolgorio y la fiesta es producto de un gen, el mismo que suele estar asociado con la diabetes.
Aunque los investigadores súbditos de su majestad la reina Isabel II admiten que sus conclusiones son preliminares —para ser presentadas oficialmente en el Congreso Internacional de Genética de Concepción—, sostienen que está perfectamente fundamentadas en el estudio de dos mil 500 individuos que fueron analizados en todas las regiones del país.
El descubrimiento es harto difícil de explicar, pero de manera muy llana se puede decir que el grupo de investigadores encabezado por los doctores Rope-McDirt y Stroufgandh revisaron el comportamiento de los conejillos de indias —hay que llamarlos de alguna manera— durante el periodo comprendido entre el 12 de diciembre y el 6 de enero los bienios 2006-2007; 2007-2008 y 2008-2009. De tal monitoreo —a través de un chip—, se obtuvo que 75 por ciento de los individuos, hombres y mujeres, observaron un comportamiento festivo. Lo que se traduce en que aprovecharon cualquier oportunidad para acudir a una fiesta y consumir alimentos ricos en carbohidratos, además de bebidas espirituosas de diversas graduaciones, tipos y marcas.
Algunos llegaron a la borrachera casi permanente, dada la concentración de alcohol en la sangre durante todas las fiestas, y otros alcanzaron mediciones incluso superiores a cualquier estándar de consumo humano.
El restante 25 por ciento también acudió a las festividades decembrinas y reuniones propias de la temporada, pero su consumo de alcohol en sus distintas denominaciones fue mucho más moderada. Incluso hubo algunos abstemios.
Al intentar explicar porque algunos llegaban a ser una verdaderos briagos perdidos, pero a pesar de beber en demasía no perdían ni el sentido del decoro —que es mucho decir—, se produjo una revisión genética. De la cual se desprendió que el porcentaje al que le daba por empinar el codo cotidianamente en el maratón Lupe Reyes sólo se diferenciaba del grupo moderado por la presencia del gen que nos hace a los mexicanos propensos a esa dulce enfermedad llamada diabetes.
No se encontró ninguna otra alteración genética, aunque los resultados de la función cerebral no han sido revelados todavía por el equipo de los doctores Rope-McDirt y Stroufgandh. Sin embargo, se cree que no guardaría relación con la inclinación al consumo de bebidas embriagantes.
Mención aparte merece el estudio paralelo hecho al pulque, del que, si Dios presta licencia, nos ocuparemos el lunes entrante…

miércoles, 7 de enero de 2009

Celos

Celos, tengo celos de la brisa que acaricia tus cabellos;
de la arena que roza tus pies,
celos de los guantes que tocan tus manos;
celos del collar que toca tu cuello;
celos de la silla, que... que usas para sentarte.
Les Luthiers

Mientras nuestro egregio gobierno federal asegura que México tiene menor riesgo financiero frente a la crisis financiera y económica global que grandes economías como Japón, Reino Unido y Estados Unidos, porque está mejor preparado para enfrentar este año “complejo”, los gobiernos de otras latitudes pasan de las dosis de saliva, declaraciones optimistas y buenas intenciones para tomar medidas prácticas y palpables para afrontar la crisis actual y la que está por venir.
Por eso me causan una alta dosis de celos y envidia el plan económico del gobierno chileno, que decidió destinar cuatro mil millones de dólares —como 50 mil millones de pesos, a 12.50 por dolar, para dejárselos barato— para estimular el empleo y reactivar el crecimiento del país en medio de los efectos causados por la crisis económica internacional.
La medida no es una puntada del gobierno de izquierda como el de Michelle Bachelet. Es un plan que pretende crear más de 100 mil empleos y alcanzar un crecimiento de entre el dos y tres por ciento en 2009.
Por lo demás, el plan prevé una rebaja en los impuestos que en México no se consigue ni yendo a bailar a Chalma. Le darán dinero contante y sonante al 40 por ciento de la población, la más pobre del país.
Por si eso fuera poco, habrá un aumento en la inversión pública, estímulos a la inversión privada, como el fortalecimiento del acceso al financiamiento para pequeñas y medianas empresas y la reducción transitoria de los pagos provisionales mensuales de impuestos empresariales.
Mientras es este país llamado México, nuestros políticos de pacotilla ya se tomaron la molestia de avisar que de generación de empleos, ni hablar… y en materia de crecimiento económico, pues si bien nos va —y algún santo del cielo nos hace el milagro— creceremos 1.5 por ciento, aunque los analistas menos pesimistas dicen que en lugar de ir para arriba estaremos en un tobogán, lisito y de bajadita.
Al fin que, como dicen en los altos niveles de gobierno —donde todo les viene guango— la crisis “es cíclica y quedará finalmente atrás”.

martes, 6 de enero de 2009

Trompetilla


No sé si a mis cuatro lectores los célebres Reyes Magos les hayan quedado a deber algún regalo. Pero lo que es a mí, me dejaron bailando con una Xcalextric que nunca me trajeron. Eso sí, no me puedo quejar porque la bicicleta que tanto anhelaba llegó puntualmente, aunque compartida con mis dos hermanos.
Desde luego, entre los juguetes que me trajeron alguna vez estuvo una pistola. Una de dardos de color azul, que apreciaba tanto que el día en que se perdió, aquello fue un mar de lágrimas… y cuando reapareció, misteriosamente detrás de la estufa fui inmensamente feliz. Hasta que la condenada volvió a desaparecer. Pero tuve pistolas de varios colores y sabores: rojas, negras, plateadas y doradas, de chinampinas, dardos y agua. Nunca pedí una de diábolos, porque cuando se me antojó ya no estaba en edad de escribirle cartas a Melchor, Gaspar y Baltazar. Y cuando tuve edad y dinero para comprarla, ya no me dieron ganas.
Mi infancia transcurrió, por lo tanto, entre pistolas de juguete —y otras no tanto—, resorteras y unas ballestas de fabricación casera para lanzar fichas —todas las tapas de los refrescos eran entonces de metal—.
Por eso es que ahora que llega el Día de Reyes y las buenas conciencias, algunas almas caritativas y algunos padres de familia condenan las armas bélicas, yo me lanzo con una sonora trompetilla… Mientras fui niño, jugué incesantemente a las luchas, la guerra, indios contra vaqueros… mate y me mataron… y no me convertí ni en asesino psicópata ni en asaltante ni en salteador de caminos ni en cada que se le parezca.
Algunos especialistas —o seudo especialistas— e incluso algunas instituciones ponen el grito en el cielo ante las pistolas, rifles y metralletas de juguete. Las condenan y hasta las destruyen en ceremonias especiales. Otros condenan la violencia en las caricaturas y, desde luego, en los juegos de video. Se atreven a decir que esos juegos violentos pueden traer como consecuencia niños agresivos y una mayor carga de violencia.
Si así fuera, nueve de cada 10 de los actuales adultos de mi pueblo seríamos unos matones consumados. Y no es así.
Son juguetes y forma parte del desarrollo de los niños. Otra cosa es que haya padres de familia que son subnormales consumados y no vigilan ni los juegos ni ninguna actividad de sus hijos.
El colmo es que algunas autoridades pierden su tiempo poniéndole marca personal a los llamados juguetes bélicos.
Para taparle el ojo al macho. Porque con la violencia de verdad —la criminal—, no pueden.

lunes, 5 de enero de 2009

Buenos propósitos para 2009

Se supone que al iniciar un nuevo año, como es el caso que nos ocupa, uno tiene cualquier cantidad de propósitos, metas, sueños y objetivos trazados.
Y que desde el primer día —que laboralmente creo que es éste, aunque algunos comenzaron desde el viernes 2 y otros no dejaron de trabajar— uno empieza a poner todo el empeño posible en ir consiguiendo esas buenas intenciones.
Y que a la vuelta de la esquina, es decir, antes de que termine enero, uno ya se dio por vencido.
Por ejemplo: dada la cruda moral de la gran cantidad de alimentos que uno ingiere en las festividades navideñas y de fin de año, pues lo primero es hacer ejercicio.
Así que verdaderas multitudes acuden a los gimnasios para recuperar la forma —en el caso de que alguna vez hubieran tenido forma— y bajar esos cinco kilos que, en promedio, dicen los médicos que subimos producto de tantas reuniones en donde hay comida por delante. Otros se levantan súper temprano para salir a correr, enfundados en pants nuevos, tenis de campeonato mundial y reloj para registrar correctamente su ritmo cardiaco.
Pero a la vuelta de los días, el presupuesto ya no alcanza para pagar la mensualidad del gimnasio, porque hay que pagar la tarjeta de crédito, el abono de la casa o del carro —o los dos—, la colegiatura de los niños, la comida, el regalo del 14 de febrero, la cooperación para los tamales del día de la Candelaria, y un largo etcétera —para que cada quien le acomode sus circunstancias personales—. Así que antes de que se los cuente, la promesa de ir al gimnasio ¡ahora sí!, se esfuma. Y los que se levantaron temprano a diario los primeros días del año, lo hicieron después en fin de semana y en menos que canta un gallo, prefieren quedarse jetones, pero bien calientitos en su cama, rebosando el pavo, el bacalao, el lomo o los antojitos mexicanos en cada lonja que apareció en la cintura.
Y qué decir de quienes prometen solemnemente dejar de fumar. O no tomar ni una gota de alcohol. O emprender un negocio. O lo que ustedes gusten y manden.
Los que dicen que van a dejar de fumar por su sola fuerza de voluntad —“porque yo dejo de fumar cuando quiero”—, descubren que ni a voluntad llegan y si pasan una semana sin encender un cigarrillo lo consideran un logro monumental… que debe ser festejado fumando un buen tabaco. Lo mismo pasa con los que empinan el codo que da gusto, aunque en estos casos la familia decide anotarlos en un grupo de Alcohólicos Anónimos al que asisten el día y la víspera o recluirlos en una granja, de la que salen turulatos. Y en cuanto pisan el mundo exterior, se ponen una guarapeta de muy padre y señor mío que normalmente dura el mismo tiempo que estuvieron en la granja, a la que regresan apenas aparecen en su casa.
Y de los demás ya hablaremos. Pero mientras dure enero, échenle ganas. Que ya vendrán 11 meses para mandar al carajo los buenos propósitos del año.