martes, 20 de enero de 2009

Valla antitaurinas

Como lo anticipé el viernes pasado, dejé el garete mis obligaciones laborales, para aposentarme en la décima fila del segundo tendido de sol de la plaza de toros México.
Desde ahí —ni tan cerca ni tan lejos, pero el único lugar disponible— vi dos faenas del valiente José Tomás, que dejó satisfechas mis expectativas. Porque no se puede torear más cerca ni más quieto. Porque no cualquiera logra que 30 mil personas enmudezcan o griten ¡olés! a todo pulmón, con sus muletazos naturales, derechazos o las ya clásicas manoletinas y estatuarios. Porque no se puede exponer más que lo que José Tomás expone, ni hacerlo con tanta lentitud y clase.
Renglones aparte se merece Arturo Macías, El Cejas, torero de Aguascalientes que salió a dar el todo por el todo. Con muy mexicanas gaoneras, por ejemplo. Con entrega y afición, y esas ganas de agradar al público que ahora le hacen falta a tantos toreros, ganaderos y empresarios.
No iba a hablar del tema porque a mis cuatro lectores les viene valiendo sombrilla cómo estuvo la corrida. Pero dado que me enviaron, con muy mala intención, la convocatoria a una valla humana contra las corridas de toros, tuve que reivindicar mi afición por la fiesta de los toros.
Y decir que las vallas y manifestaciones contra la fiesta brava me causan gracia. Cierta ternura. Y algo de piedad.
Porque alrededor de este “cruel espectáculo” —como le llaman y del que piden su “abolición definitiva”— hay historia y tradición, que sólo conociendo se comprenden.
Por lo demás, la organización convocante, AnimaNaturalis, llama a una “protesta pacífica… para manifestar públicamente el rechazo de la sociedad mexicana” a las corridas de toros.
Luego entonces, la exaltación de los defensores de no se qué —pero detractores de la fiesta brava— los lleva a pensar que “la sociedad mexicana” son ellos y los que gustamos de los toros no formamos parte de esa masa amorfa, adonde conviven fanatismos diversos e intolerancias varias. Pero donde debería prevalecer el respeto.
¿Que no les gustan los toros? Pues allá ellos. ¿Que a mí no me gusta el futbol americano? Pues ni modo.
Aquí hay de todo, como en botica.
Pretender que por unos centenares se vaya a abolir un espectáculo, una tradición y hasta un arte, me parece desmesurado.
Y que se manifiesten, que es su derecho. Y que dejen que otros cuantos miles ejerzamos nuestro derecho a divertirnos como se nos pega la gana.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ok, hoy fui a la valla antitaurina, estuvo tan buena como siempre, lástima que haya algunos que por enfermedad mental disfrutan viendo cómo se masacra y asesina a un animal.

Anónimo dijo...

pobre, pero pobre estupido,no mereces ni que pierda el tiempo con gente anciana, decrepita, enferma, anquilosada, retrograda, ingenua,obtusa,ignorante, patetica e impotente mental como tu, wey, lo unico bueno es que tu y tus amigos matavacas son solo homosexuales reprimidos,fosiles sociales en la orilla de la tumba, te invitaria a la siguiente valla, pero afortunadamente para esas fechas ya estaras muerto, y ya sólo contaminaras el planeta con tus restos, que por cierto ya apestan.

desgraciado muerto en vida, eres peor que el excremento porque éste se puede usar como abono, pero para tu mediocre e inminente funeral te recomiendo que a tu ataud le hagan muchos hoyitos, para que los gusanos puedan salir a vomitar.
asi o mas claro, pedazo de nada????
atte. los toros y yo.