miércoles, 7 de enero de 2009

Celos

Celos, tengo celos de la brisa que acaricia tus cabellos;
de la arena que roza tus pies,
celos de los guantes que tocan tus manos;
celos del collar que toca tu cuello;
celos de la silla, que... que usas para sentarte.
Les Luthiers

Mientras nuestro egregio gobierno federal asegura que México tiene menor riesgo financiero frente a la crisis financiera y económica global que grandes economías como Japón, Reino Unido y Estados Unidos, porque está mejor preparado para enfrentar este año “complejo”, los gobiernos de otras latitudes pasan de las dosis de saliva, declaraciones optimistas y buenas intenciones para tomar medidas prácticas y palpables para afrontar la crisis actual y la que está por venir.
Por eso me causan una alta dosis de celos y envidia el plan económico del gobierno chileno, que decidió destinar cuatro mil millones de dólares —como 50 mil millones de pesos, a 12.50 por dolar, para dejárselos barato— para estimular el empleo y reactivar el crecimiento del país en medio de los efectos causados por la crisis económica internacional.
La medida no es una puntada del gobierno de izquierda como el de Michelle Bachelet. Es un plan que pretende crear más de 100 mil empleos y alcanzar un crecimiento de entre el dos y tres por ciento en 2009.
Por lo demás, el plan prevé una rebaja en los impuestos que en México no se consigue ni yendo a bailar a Chalma. Le darán dinero contante y sonante al 40 por ciento de la población, la más pobre del país.
Por si eso fuera poco, habrá un aumento en la inversión pública, estímulos a la inversión privada, como el fortalecimiento del acceso al financiamiento para pequeñas y medianas empresas y la reducción transitoria de los pagos provisionales mensuales de impuestos empresariales.
Mientras es este país llamado México, nuestros políticos de pacotilla ya se tomaron la molestia de avisar que de generación de empleos, ni hablar… y en materia de crecimiento económico, pues si bien nos va —y algún santo del cielo nos hace el milagro— creceremos 1.5 por ciento, aunque los analistas menos pesimistas dicen que en lugar de ir para arriba estaremos en un tobogán, lisito y de bajadita.
Al fin que, como dicen en los altos niveles de gobierno —donde todo les viene guango— la crisis “es cíclica y quedará finalmente atrás”.

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