jueves, 2 de abril de 2009

El festival


Siempre he envidiado a las ciudades en donde siempre hay alguna actividad pública que acometer. En donde periódica y constantemente hay fiestas, festivales y celebraciones con cualquier propósito —y pretexto—. En donde la vida en las calles va más allá del tránsito de viandantes de un punto a otro. En donde los espacios públicos son un lugar abierto para la convivencia. En donde la gente se reúne, muchas veces sin conocerse, por una convocatoria a alguna actividad lúdica.
Las ciudades así son atractivas. Incitan. Agradan. Convocan.
Siempre hay algo que hacer. Aunque sea recorrer sus plazas y jardines, porque ahí hay gente. Y cuando eso ocurre, atrae a los artistas callejeros que buscan un aplauso —y también dinero, hay que decirlo—, y a los deportistas que encuentran un lugar para desarrollar sus aficiones. Y a los niños, para correr y jugar.
Una ciudad fascinante lo es por su gente. Sus ciudadanos —no en el sentido electoral, sino de habitantes de la ciudad— reunidos en la plaza pública hacen la ciudad, le dan vida y salud.
La ciudad debe ser de la gente. La gente debe apropiarse de la ciudad. Hay espacios, algunos de ellos renovados. Destacados ahora. Con la esperanza de que congreguen a la gente.
Por eso es que creo que un festival como Festiva ayuda a Toluca. Y me gustaría no uno, sino varios al año. O sin el nombre de festival, todo un año de celebraciones.
Aunque uno es el comienzo. O dos o tres. El Festiva de este año seguramente resultará tan estimulante como el anterior.
Mi esperanza es que la gente vaya a gozar con la Banda El Recodo. Pero también que se atrevan a escuchar la Obertura 1812. Que no se pierdan a Los Botes Cantan. Y se deleiten con el mariachi Ángeles de Calimaya.
Que descubran Las jotas españolas. Le echen una mirada al valle de Toluca desde el Nevado. Que se arriesguen con la danza moderna. Que se diviertan con Regina Orozco. O gocen a Pablo Milanés. Y revivan su niñez con Las marionetas de la esquina.
Todo en espacios abiertos en donde hasta el que no tenga intenciones de asistir, puede disfrutar. Porque hasta el más reacio puede disfrutar. Nuestra raíz latina es así, bullanguera. Con propensión a la convivencia y el contacto humano.
Sólo espero que esto no termine el 3 de mayo. Que las autoridades que vengan —sin importar en qué partido militen— comprendan que se trata de celebrar la ciudad. De hacer una fiesta, aunque sea anual, porque esta ciudad llamada Toluca de Lerdo se lo merece. Sólo por el placer de ser.

No hay comentarios: