martes, 28 de abril de 2009

De película


Perdónenme la falta de reverencia que viene a continuación.
Pero el caso lo amerita.
Verán: cuando el gobierno federal decidió anunciar la suspensión de clases y dio a conocer la epidemia de influenza porcina, lo primero que se me vino a la cabeza fue la película Exterminio —28 days later, es su título original en inglés—, del director Danny Boyle, el mismo de la ganadora del Óscar Quiero ser millonario —Slumdog Millionaire—.
La idea regresó cuando ayer lunes 27 de abril las autoridades federales informaron que ya pensaban en el cierre de las fronteras.
Si la vieron, saben a lo que me refiero. Si no, deberían verla. Pero les cuento:
La historia comienza cuando una incursión de activistas a favor de los derechos de los animales libera a un grupo de monos infectados con un contagioso virus que se transmite a través de la sangre. La infección pronto se extiende por todo el Reino Unido, transformando a casi la totalidad de la población en seres violentos y primitivos y obligando a declarar una cuarentena total sobre la isla.
El protagonista despierta de un coma en un hospital londinense 28 días después de iniciarse la pandemia. Al salir del hospital descubre una ciudad de Londres desierta y apocalíptica. Es atacado, pero dos sobrevivientes lo ayudan contra los infectados y lo llevan a su escondite. El virus se contagia por mordeduras, sangre y saliva, y que el virus se demora 20 segundos en hacer efecto. Tras muchas peripecias escuchan un anuncio por radio del ejército que ofrece seguridad y un nuevo comienzo, así que se dirigen al norte hacia Manchester. Cuando llegan, encuentran todos los helicópteros y autos militares vacíos. Pero hay un grupo de sobrevivientes que utilizan una mansión como refugio, pero intentan convertir a las mujeres protagonistas en esclavas sexuales. Sin embargo, los protagonistas consiguen escapar y los militares mueren.
Las últimas escenas de la película muestran a los protagonistas en una pequeña casa en el campo, fabricando un enorme cartel que dice “hello” en espera de ser rescatados por los aviones de reconocimiento que sobrevuelan.
Pues eso:
Dado que el virus de la influenza porcina se contagia por contacto humano y veo a medio mundo con tapabocas, pues sólo espero que alguien me estornude para infectarme. En venganza, hacer una infectadera… Y que de pronto México entero quede aislado, mientras nos vamos enfermando del virus de la influenza porcina poco a poco.
Desde luego, en este escenario la mayoría de los mexicanos colgamos los tenis.
Como los ingleses en la película.

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