viernes, 7 de noviembre de 2008

Vestido y alborotado

Muchos estamos fascinados con la capacidad de comunicación y difusión que tiene internet.
Otros no lo están tanto y dicen cosas de este tipo: “En internet hay mucha basura y la gente, en su mayoría, busca basura” —Jeff Jarvis, del diario británico The Guardian—.
Y sin embargo, nadie puede estar ajeno a un fenómeno presente y futuro. Porque en la internet hay 130 millones de blogs, 10 millones de videos en Youtube y más de 400 mil artículos en Wikipedia en español. En Flickr hay como tres mil millones de fotografías y en Facebook otros 100 mil millones de fotos.
Facebook, junto con Hi5 y MySpace, son tal vez las redes sociales más conocidas. En México, Hi5 es número uno, aunque algunos de nosotros preferimos Facebook, una red a la que visitan diariamente 110 millones de personas.
Es un sitio muy útil si quieres recuperar a tus amigos de la infancia, antiguos compañeros de trabajo o de escuela o amigos y compañeros de sector alrededor del mundo.
Pero en Facebook —como en las otras redes sociales— el significado de la palabra “amigo” es tan flexible…
Eso lo pudo comprobar Hal Niedzviecki, un escritor residente en Toronto. En su red de contactos de Facebook llegó a sumar más de 700 amigos o conocidos.
Y al alcanzar esta cifra, quién sabe en qué artes decidió convocar una fiesta en su casa para todos ellos.
A la fiesta llegó sólo uno de sus amigos —o contactos, como atinadamente definen algunos usuarios—.
Hal Niedzviecki se quedó con un palmo de narices. O como decimos por aquí: con los gastos hechos o como novia de rancho.
Fue, según el arriba firmante, un caso de mala suerte. O de pobre capacidad de convocatoria.
Porque lo contrario le sucedió a una joven británica, de nombre Jodie Hudson, en la ciudad española de Marbella en mayo pasado.
La fulana en cuestión decidió celebrar sus 16 primaveras y acudieron a la convocatoria digital unos 400 adolescentes. El resultado: mucho alcohol y una casa totalmente arrasada.
Jodie quería la fiesta del año. Dejó invitaciones a granel en Facebook donde invitaba a todo el mundo. Hablaba de “mucho alcohol y un DJ increíble”. El descontrol derivó en robos de ropa y joyas por valor de unos 10 mil dólares. En la súper fiesta lo que no se tiró por la ventana, terminó en la alberca.
No sé que habría pasado si los 700 invitados de Hal Niedzviecki hubieran llegar a su casa. Pero creo que fue mejor que lo dejaran plantado. Vestido y alborotado.

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