miércoles, 12 de noviembre de 2008

Supongaciones felinas


Si a mí me dicen que anda un tigre suelto, lo primero que hago es poner pies el polvorosa.
Yo a los tigres, desde la barrera. Entre más lejos, mejor. La fama que los precede es la peor de entre los felinos. El tigre siberiano puede ser más grande y pesado que el león africano, además de que sus patas son más grandes y sus uñas más desarrolladas. El tigre de Bengala, que parece ser la especie del que se escapó del Bioparque Estrella, es menor en tamaño, aunque no deja de ser el más feroz de los felinos, poseedor de una fuerza descomunal que le permite lograr saltos de más de siete metros de largo y superior a los dos de altura. Nomás pa’ que se den un quemón.
Dicho de otro modo: a mí no me gustaría por ningún motivo tener un tigre enfrente.
Y mucho menos si tiene mal humor o hambre.
Uno supone que ante las características de un animal de esta naturaleza, los circos y zoológicos —e incluso algunos particulares que al tener estos animales en casa demuestran que son subnormales profundos— deben tener las medidas de seguridad suficientes para proteger a su personal y evitar un incidente en que una caricia de uno de estos angelitos se convierta en un accidente de vida o muerte.
Así que: 1. Dado el poder mortífero de un tigre, no es extraño que el ejemplar del Bioparque Estrella haya matado —así sea con caricias— a la persona encargada de cuidarlo. Y 2. Que se intente asegurar que el escape ocurrió después de que cerrara al público el establecimiento.
Porque un tigre suelto con quién sabe cuántas presas a su disposición debe ser para morirse de miedo.
Y todo esto porque los visitantes del parque señalan que estaban en el interior del zoológico —de 250 hectáreas— cuando se les dio aviso de que el tigre se había escapado. O algo así.
De ser cierta la versión, no me quiero ni imaginar el miedo que se debe haber generado. Tampoco lo que deben haber pensado los habitantes de los alrededores del parque —hay casas prácticamente pegadas a las rejas— ante la posibilidad de que un tigre anduviera suelto. Porque una cosa es que el coyote baje y se coma una o dos gallinas y otra que un tigre desesperado se aparezca…
La cosa es que eso no ocurrió y al tigre lo sacrificaron. Supongo que no hubo dardos tranquilizadores ni nada parecido para atrapar al animalito. También supongo que la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales tomará cartas en el asunto.
Pero todas son supongaciones.

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