jueves, 26 de febrero de 2009

¿Cuál crisis?

Ni catarrito ni nada.
Aunque millones de mexicanos se truenen los dedos todos los días porque no saben si van a comer —y anoche no cenaron—, para otros la crisis es inexistente.
Ven la tempestad y no se hincan.
Ahí están los líderes sindicales que celebraron la reelección del cetemista Joaquín Gamboa Pascoe con música guapachosa, bailarinas semidesnudas y, desde luego, sus relojotes de 70 mil dólares y sus automóviles de medio millón de pesos.
O los consejeros del Instituto Federal Electoral, que se dieron un aumento de salario del ciento por ciento, por el que desde ahorran ganar 330 mil pesos mensuales… un millón de pesos cada tres meses… cuatro millones de pesos al año.
¿Cuál crisis?
En crisis los jodidos. Los 300 mil mexicanos que perdieron su trabajo en enero. Los dos millones sin empleo. Los 50 millones de mexicanos en alguna condición de pobreza.
Para las élites, sobre todo políticas, esos mexicanos se tienen que rascar con sus propias uñas.
Mientras ellos, líderes de trabajadores o los organizadores de nuestra democracia —por ejemplo—, viven a cuerpo de rey.
No sé qué pueda significar para esos mexicanos la crisis económica. No me lo imagino. Debe ser algo místico, una idea, algo que tal vez —sólo tal vez— sepan que existe y se padece, pero que no siquiera se imaginen sus dimensiones. Leerán las noticias sobre la crisis, el desempleo, las carencias, la deserción escolar, el alza de precios de productos básicos, el dinero que no alcanza y las protestas gremiales, empresariales y populares. Sin embargo, podría apostar a que no lo entienden. Está fuera de su comprensión.
Y cómo podrían compenetrarse… Si los consejeros electorales cada día ganan 11 mil pesos. Mientras un trabajador promedio obtiene 200 pesos diarios.
La diferencia es abismal.
Es insultante.
Porque un trabajador que nunca falte a sus labores puede obtener en un año de labores 73 mil pesos. Que es la quinta parte de lo que gana un consejero electoral. Y necesitaría 10 años de trabajo para comprarse un relog de líder sindical.
Crisis para los jodidos. Para el vulgo —del que formamos parte—. Y a las élites les viene valiendo madre.

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