jueves, 28 de mayo de 2009

Gasto gubernamental/y II

El gobierno —o los gobiernos, si prefieren— gasta parte de sus recursos fuera de sus fronteras geográficas. Es lógico, si estamos en el entendido de que se intenta eficientar el gasto, aunque no siempre se logra.
Lo que sucede es que de pronto a los gobernantes y funcionarios públicos les ha dado por hacer manejo gubernamental algo semejante al manejo gerencial de una empresa. Y el gobierno, me parece, no está para eso.
A menos, claro, que prevalezca el criterio neoliberal del equilibrio en el gasto e incluso el superávit.
El gobierno tiene que gastar para el servicio de la sociedad. Y hacerlo con una visión de Estado, es decir, de estadista, no de gerente.
Hay una sutil diferencia, si me lo permiten: el gerente cuida los intereses de la empresa porque su fin es el lucro, la ganancia. El estadista piensa en los intereses de la comunidad porque sin fin es el servicio, el desarrollo.
Esa ligerísima diferencia hace que piense que a veces en lugar de estadistas tenemos gerentes. Claro, sé que no se puede gastar por gastar y que se tienen que seguir ciertas reglas —producto, por cierto, de los abusos que se cometieron y siguen cometiendo—. Pero el gobernante está ahí para administrar el dinero público de modo que desarrolle a la sociedad, las empresas proveedoras generen empleos y haya un círculo virtuoso en materia económica.
Aunque a veces los únicos que se desarrollan y crecen son los cuates.

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