viernes, 15 de mayo de 2009

Los aguaceros de mayo

A la hora que me citabas,
caía el aguacero y yo abajo de él
Los Bribones
Se mira relampaguear,
el cielo está encapotao
Tomás Méndez

La tradición dicta que este 15 de mayo se arrancan las lluvias.
Cosa que, como campirano que soy, me causa un gran gusto.De hecho, las lluvias me gustan sobremanera. El olor a tierra mojada es uno de los mejores aromas del mundo.
Aunque, claro está, en un país donde llueve seis meses del año, las precipitaciones pluviales terminan por cansar.
Sobre todo cuando lo que hemos hecho por siglos los seres humanos se vuelve en nuestra contra.
Apenas comienza la temporada de lluvias y los efectos de las acciones humanas ya se notan. Porque no es casual que calles, avenidas, estacionamientos y domicilios se llenen de agua. Cualquiera debería saberlo: el agua reconoce sus cauces naturales, así estén pavimentados o llenos de casas.
Y entonces ocurren las tragedias. El drama anual producto de las precipitaciones pluviales. Porque no es que llueva más, lo que sucede es que somos más seres humanos asentados en lugares de alto riesgo. En muchos casos, por una imperiosa necesidad de un lugar para vivir. Porque no hay otra alternativa.
La cadena de desgracias anuales que estamos por vivir —y por ver— tiene que ver con la anarquía con la que se hacen las cosas en México. Porque los asentamientos humanos en lugares de riesgo no aparecen de la noche a la mañana. Porque a las organizaciones que enarbolan la necesidad de vivienda en México no les importa la seguridad de las familias. Porque los funcionarios públicos se hacen de la vista gorda.
Pero la culpa la tienen las lluvias. Que no podemos prever, dicen las autoridades —y repiten cada vez que sucede una contingencia—.
Y las lluvias se convierten en el enemigo invisible e impredecible.
Que benévolamente oculta las carencias de quienes deberían conducir el desarrollo. Los verdaderos responsables.
***
Felicitaciones a los maestros en su día. Especialmente a los de mi generación en la primaria Filiberto Gómez y a los de la secundaria Antonio Caso.

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