martes, 19 de mayo de 2009

Fotos y candidatos

Cuando leí Soldados de Salamina, Javier Cercas, su autor, se convirtió en uno de mis referentes de la literatura española. Cada dos semanas leo con verdadera fruición —remítanse al diccionario, no tengo ganas de explicar mis palabras domingueras— el artículo que publica en la revista El País Semanal. Que en esta semana se ocupa de la imagen de los políticos.
Muy ad hoc en estos tiempos que vivimos en México, donde los políticos antes que otra cosa nos venden una imagen: nadie se ofrece como estadista, como alguien que puede solucionar los problemas que nos aquejan, como alguien con la capacidad de gobernar sin estridencias. Se ofrecen las fotos retocadas y algunas frases e ideas sueltas.
Dice Javier Cercas: “Desde luego, no conozco ningún político al que no le guste salir en la foto; si existe, cabe sospechar seriamente que es un mal político. Pero el problema no es el político al que le gusta salir en la foto, sino el político al que sólo le gusta salir en la foto; éste no es un mal político: es un político pésimo, un mamarracho aquejado de mediopatía al que, por el bien de la política —o sea, por el bien de usted y de mí, amable lector—, conviene echar cuanto antes y a patadas de la política. Frente al fanático de lo real, el fanático de lo simbólico: lo simbólico sin lo real es pura nadería; lo real sin lo simbólico acaba siendo ineficaz, que es otra forma de la nadería. Yo creo que los políticos tienen la obligación de no obligarnos a elegir entre esos dos fanatismos”.
Pues eso.
Ahora que los políticos mexiquenses nos venden ante todo una foto o una pose, que tarde que temprano se agotan —especialmente las poses, porque luego el o la que se declara gran cuate y amigo de la fanaticada o de la militancia, se olvida de todo muy rápidamente—, los electores comunes y corrientes deberíamos observar quién es capaz de mentirnos desde la foto. Porque si son capaces de mentir con su fisonomía, serán capaces de mentir en todo lo demás.
Y no, no me sorprendo. Ya sé que no es nuevo. Pero en medio de las campañas electorales la mediopatía —que dice Cercas— está más vigente que nunca.
Y camino al 2012 seguro que será peor. Porque podría gobernarnos una fotografía.
***
Mario Benedetti falleció el pasado fin de semana.
No puedo decir mucho de este escritor uruguayo, porque siendo más reconocido como poeta, y dado que la poesía no se me da, lo leí poco. Hace décadas leí Pedro y el capitán. Hace poco, Montevideanos.
Pero lo que tengo que decir es que se trata de una pérdida importante en la literatura en español.

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