No sé ustedes, pero que los partidos políticos se gasten la pólvora en infiernitos a mí me repatea.
Ya ni siquiera me divierte que se den hasta con la maceta o que los priistas exhiban a los panistas, los panistas a los priistas y los perredistas a los dos.
Si se agarraran a trompadas Chucho, Germán y Beatriz —o en su caso Murillo Karam— me divertiría. Pero son políticos civilizados y sólo se agarran a místicos youtubazos.
Pero que se gasten recursos públicos para sacarse sus trapitos al sol, me pone de malas. Parecen niños chiquitos: tu abuelita lava ajeno, tu papá es feo, mi carro es más grande que el tuyo.
Con sus debidas proporciones, eso es lo que está pasando en esta campaña electoral con los partidos de Betty, Germán y Chucho.
De ahí en fuera, no hay novedades en estas campañas electorales. Las mismas gastadas y sobadísimas propuestas de todos los procesos electorales desde que tengo memoria.
Aunque bien escondidas, porque lo único que sobresale son los lemas de campaña de partidos y candidatos.
Y los ataques continuos. Las culpas endosadas al rival político. El intercambio inútil de acusaciones.
Porque a menos que alguien haya descubierto la fórmula mágica para convertir el yo no fui en fórmula de crecimiento y desarrollo, seguirá siendo lo mismo de siempre: fórmula de gobierno.
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martes, 26 de mayo de 2009
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