lunes, 1 de junio de 2009

¿Van a ir a votar?

¿Mis estimados cuatro lectores?
Yo sí. Ni regalo mi voto ni lo vendo y mucho menos lo cancelo.
De algunos de los candidatos no tengo ni la menor idea de quien sean, pero a otros los conozco perfectamente. Así que teniendo elementos para decidir, decidiré quien me gobernaré y quien me representará en la Legislatura local o federal.
Y como en muchas ocasiones, seguro estoy que tendré un voto dividido. La mayoría no a favor, sino en contra de partidos y candidatos.
Si no me gusta un candidato —y no me gustan varios—, votaré en su contra. A ciegas, aunque sus adversarios me resulten completamente desconocidos.
Yo no creo que más vale malo por conocido que buen por conocer. A aquel que por su desempeño público o privado —llevado al público— tenga malas referencias, se las cobraré votando por cualquiera, pero no por él.
Así, en cada una de las tres selecciones que me tocan para elegir al próximo presidente municipal, diputado federal o local.
Pero no pienso anular mi voto. Y si ninguno de los candidatos me convence, siempre me queda votar por un partido político. Hay casi una docena… así que alguno, por sus obras, postulados y acciones, tendrá mi voto. Llevado al extremo, podría votar por el menos malo —candidato o partido—. Pero no hay nada, a menos de 40 días de las elecciones, que me haría cambiar de opinión.
Y ya sé por quièn no voy a votar.

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