lunes, 29 de junio de 2009

Una zahúrda les queda chica

En estos últimos días de las campañas electorales, los políticos empiezan a aventar porquería por todos lados y contra todos.
Y ya ni se cuidan de hacerlo a trasmano, para disimular. No, directamente acusan, difaman, calumnian, injurian y tiran lodo —es lo más limpio de lo que se están lanzando— contra sus rivales. Aquello que no pudieron hacer con pobres, nulas o erradas propuestas —hay candidatos a diputados que prometen obras cuando su chamba es hacer leyes—, quieren hacerlo enlodando a los rivales.
Un estercolero es en lo que se convertirá esta recta final de las campañas electorales. Una zahúrda o un muladar se quedan cortos ante lo que hacen candidatos, partidos y seudo asesores cuando se trata de ensuciar al oponente.
Y luego los imbéciles se preguntan el por qué del abstencionismo, cuál es la razón del voto nulo o qué tienen en la cabeza los ciudadanos que no los eligen por aclamación.
Para pleitos de verduleras —con todo respeto para las verduleras de antaño—, ya tenemos suficiente con lo que practican desde el gobierno federal.
Para deslenguados maledicentes hay suficiente con los insultos que se dedican en la internet los simpatizantes fanatizados —a los que deberían lavarles la boca con jabón—.
Y lo peor es que las autoridades electorales estatales y federales se hacen de la vista gorda. Aunque están en el mismo cuchitril.

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