martes, 10 de marzo de 2009

Sorprenden

El narco sorprende.
Y no me refiero a la violencia con la que actúa todos los días.
Me refiero a la forma en la que intenta el trasiego de las drogas para eludir a las autoridades.
1. Hace unas semanas, en el puerto de Lázaro Cárdenas, en Michoacán, apareció en un contenedor una camioneta —por cierto con matrícula del estado de México— cuyo aspecto era inocente. Pero uno de esos perros entrenados para detectar drogas la señaló: llevaba drogas.
Los policías la revisaron a conciencia pero no encontraron ni un doble fondo ni un paquete ni nada que resultara sospechoso. Parecía normal. Pero el can insistía en la presencia de drogas. Así que se procedió a desarmar la camioneta. Ahí se confirmó que el perro tenía razón: varias partes de la camioneta, como salpicaderas y molduras estaban hechas con cocaína combinada con fibra de vidrio.
La narcocamioneta procedía de Colombia —llegando a México y tras el minucioso escrutinio, nadie la reclamó—.
2. En el aeropuerto de Barcelona, un viajero chileno fue detenido la semana pasada.
En su maleta había latas de cerveza y algunos cilindros de aluminio repletos de drogas. Pero eso no es lo sorprendente, pues todos los días en los aeropuertos del mundo son detenidas personas que intentan traficar con drogas en el interior de sus maletas.
Lo extraordinario es que este chileno —por cierto, de 65 años— iba enyesado. Tenía una fractura de tibia y peroné. Pero el yeso estaba compuesto básicamente de cocaína. Seguramente con la idea de que por razones humanitarias lo dejarían pasar los controles aduaneros prácticamente sin revisión y la droga llegaría sin problemas al mercado europeo.
3. El narco sorprende. Elude a las autoridades por muchos medios. Aunque tampoco es algo novedoso, porque ya hace muchas décadas se cantaba la historia de la banda del carro rojo, la que llevaba “las llantas repletas de yerba mala”.
Sólo pareciera que las autoridades se han quedado rezagadas.
Engañándose a sí mismas.
Como las que dicen que el estado de México es solamente “territorio de paso” de los cárteles de la droga.
Cuando un “territorio de paso” no explica ni la matanza de Ocoyoacac ni los enfrentamiento en Huixquilucan ni los judiciales ejecutados de Tejupilco ni las ejecuciones que todas las semanas ocurren en la entidad.
El narco sorprende. Pero las autoridades también.

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