miércoles, 18 de marzo de 2009

Salarios

El premio Nobel de Economía, Paul Krugman, ha ido por el mundo en estos días diseccionando la crisis económica y financiera global.
No es para menos. Krugman anticipó la crisis, es decir, advirtió de los riesgos que representaban para la economía estadunidense —y mundial— las acciones del sector hipotecario y financiero, además de las medidas del régimen Bush.
Ahora Krugman va por el mundo con una premisa: si no se cambia el modelo económico, para enfrentar la crisis será necesario pasar por una disminución de los salarios.
Sí, no es un equívoco del arriba firmante: Krugman ha sugerido bajar los salarios.
No sé si la solución pudiera ser aplicable a México. Eso, tratándose del general de la población, lo pueden discutir mejor los economistas.
Lo que el arriba firmante puede decir es que gustaría que rebajaran los salarios del servicio público. De los altos funcionarios.
No como una medida económica, sino para que los altos funcionarios comprendan al mexicano promedio, el que vive con 50, 100 o 200 pesos diarios.
Porque cuando se ganan 330 mil pesos mensuales, como los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación o los 200 y tantos mil pesos que gana el seccretario general de la Cámara de Diputados, es imposible entender al obrero o al campesino. Se puede decir que sí, pero es pura demagogia: se trata de una realidad lejana y, por lo tanto, incomprensible.
Quienes ganan 330 mil pesos mensuales obtienen diariamente el sueldo de un mes de un trabajador que gana un salario mínimo. Son condiciones de vida son muy distintas, sus problemas igual. Y en esta crisis, los problemas de trabajador pueden ser menos importantes que los de un ministro de la corte, pero más vitales, como: para qué me alcanza para alimentar a mi familia hoy.
Pero al margen del sentimentalismo inherente al ejemplo, está el ahorro que puede significar para la administración pública del país —de todos los niveles— una disminución en los salarios de los altos funcionarios. Y la cantidad de obras y acciones gubernamentales que se pueden desarrollar con esos recursos, que literalmente se convertirían en inversión productiva, generadora —y distribuidora— de riqueza y empleos.
Desde luego, no creo que la solidaridad gubernamental de para tanto. Seguramente que a pesar de postular la disminución de los salarios, Krugman tampoco cree que se pueda hacer efectiva.
Aunque sería lo más justo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Don Felipe González. ¿Dónde debe romperse el círculo vicioso? ¿En los salarios de los altos funcionarios? Por cierto, ¿cuántos son? ¿De cuánto sería el ahorro?, ¿o en los presupuestos? ¿O dónde? Me explico: si se elabora y autoriza el presupuesto, luego cuando ya se está ejerciendo, si reduces alguna cuenta (capítulo 1000 en el Gob. del Estado) si a caso lo puedes trasnferir a otra cuenta del mismo presupuesto, y si tu dependencia no tiene programas sociales, obra, etcétera, de todas maneras no llegará ese "ahorro" a los más necesitados. Luego entonces; ¿primero los presupuestos donde se contemple la reducción salarial, o por dónde? ¿O no SOLAMENTE la reducción salarial, sino también el eficientar los servicios que se ofrecen, automatizarlos, modernizarlos, profesionalizarlos, para ahorrar tiempo, recursos materiales; el desarrollar proyectos intersecretariales, entre otros.

Profr. Ariel Pérez Jiménez