lunes, 27 de julio de 2009

El año de Hidalgo

Ya no se cita mucho lo del año de Hidalgo, pero en la práctica sigue ocurriendo en las administraciones municipales. Y ya saben: año de Hidalgo, chingue su madre el que deje algo. Así es como terminan muchos gobiernos municipales, a tres semanas de dejan el poder.
Pero lo que antes hacían presidentes municipales y regidores con cierta dosis de clandestinidad, los actuales lo quieren disfrazar de bonos, ahorros y hasta de indemnizaciones. Como si de empleados de algún tipo se tratara.
Un caso: el de Naucalpan, donde el dos veces alcalde José Luis Durán Reveles dice que no habrá bono… pero sí lo según él les toca por ley: tres meses y 20 días por año trabajado.
Mentira. No les toca nadie. Esa indemnización la ley laboral la destina a quienes son despedidos injustificadamente de su trabajo. Y por ningún lado que se le vea, ni un alcalde ni un síndico o regidor son trabajadores comunes y corrientes… vaya: ni siquiera son trabajadores: se trata de funcionarios de elección popular.
Por lo tanto, entre ellos y un gobierno no existe una relación de trabajo. En los ayuntamientos, ellos son el ayuntamiento —que cualquiera sabe que se compone de presidente municipal, sínidicos y regidores—. Y al no haber una relación laboral, no existe despido injudtificado ni nada parecido: un trienio termina un día determinado, por lo que no termina ningún contrato ni nada que se le parezca.
De modo que pretender una indemnización es, primero, ilegal, y segundo, inmoral.
Pero ya no sorprende la inmoralidad de algunos.

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