martes, 11 de agosto de 2009

El atentado


A estas alturas del partido, ya no sé en qué creer.
Un sicario, operador financiero y expolicía ministerial, tenía un plan para asesinar al presidente Felipe Calderón.
La detención y el anuncio se hacen en medio de la reunión cumbre de líderes de América del norte. Y se asegura que la razón del plan para atentar contra el presidente es su “guerra declarada en contra del crimen organizado” además de que se le incautó dinero al cártel del Pacífico —que es otra forma de llamar al cártel de Sinaloa o del Chapo Guzmán—.
Y la verdá es que aunque se trata de la primera vez que se revela un plan del crimen organizado para atentar contra el presidente, no sé si tal cosa puede ser verdad.
Como dicen en mi pueblo: la burra no era arisca… Lo que sucede es que a lo largo de muchas décadas las autoridades han detenido a docenas de capos, jefes de jefes, líderes de organizaciones, brazos derechos, principales operadores, cerebros financieros… y un mundo de sicarios, pero el narcotráfico —esa hidra de mil cabezas [la original tenía siete]— sigue tan campante.
Por eso cada que detienen a uno de tantos capos, aparecen mis dudas. Igual que ahora. ¿Será verdad lo del plan para asesinar a Calderón? O es como el caso de todos aquellos jefes que terminan por ser un engrane más en una nociva maquinaria que nadie ha podido descarrilar.

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